Se me quedó la patria
prendida en un recuerdo de la infancia,
corazón escarapela,
bandera alada del águila guerrera...
Se me quedó la patria
en la utopía de un futuro de todos,
que va muriendo a diario
cuando muere algún niño desnutrido,
cuando muere un anciano solitario,
cuando un sueño se muere
en brazos del espanto cotidiano.
Se me enredó la patria
en aquel tiempo en que cantaba el himno
con voz aguda, trémula y brillantes los ojos de emoción y esperanza...
Y aún creía, como creímos todos, en esa libertad, libertad, libertad.
Nada es eterno.
Ni los hombres de honor,
ni las valientes mujeres que forjan un destino...
Tampoco las sangrientas batallas a cielo abierto...
Hoy las batallas se libran
solapadas, escondidas,
mediante acuerdos sucios
y tristes negociados,
y el resultado se publica en los diarios
cuando ya no es posible otra salida.
Se me voló la patria
al firmamento donde aún existen las palomas blancas,
porque aquí, hoy,
todas son grises, opacas y ni vuelan...
ROXANA LAURA RONQUILLO