viernes, 11 de noviembre de 2022

Maimará

 

Me llevo en mi mirada la belleza ancestral de los cerros. Los cardones, guardianes milenarios de la espina dorsal de la América. El sol que quema, traspasa la piel hasta el centro del corazón mismo.

Vuela mi ser en el viento voraz que recorre todos los caminos, mientras se arraiga el alma a las tierras donde los ancestros construyeron vida y la civilización, muerte.

El cementerio donde los otros mundos brotan entre las flores que dejan los que quedan de este lado, homenaje y recuerdo.

Mañana volveré al dolor callado de mi ciudad ruidosa.

Valoraré la lluvia y los abrazos. Esos pequeños cuencos de vida entre la ciega prisa cotidiana.

Y llevaré en mi corazón el sol quemante de esta, nuestra América profunda.