Perdón, me olvidé el alma entre tu ropa,
el corazón oculto entre tus sábanas.
No me busques ahora como era,
hoy soy cuerpo sin alma.
Mis sentimientos nobles los enredé en tu pelo,
en los botones de tu camisa blanca.
No me pidas piedad,
hoy sólo puedo ser invierno y escarcha.
Aquella noche oscura, a media luz,
deposité en tu boca mi esperanza.
El eco de mi risa se pegó a tus paredes
recién amanecidas, estrenadas,
cansadas de la inercia de tus tiempos
de contornos y sombras agitadas.
Ya no me busques, no, como era entonces...
Me he perdido a mí misma entre tus ganas.
Mi mundo es un pasillo de recuerdos,
un jugar escondidas en tu casa...
Intenté darte todo,
pero en tu extraño mundo
pueden ir de la mano todo y nada.
¿Por qué buscás en mí lo que no tengo?
Te lo entregué aquel día en que no lo esperabas...
Hoy sólo soy nostalgias y silencios...
Gracias, y adiós...
Hoy tu nombre es pasado
y es distancia...
Roxana Laura Ronquillo