Te di todas las noches del tiempo que me falta.
Te di todas mis ruinas y todos mis palacios
y no escatimé nada.
Te confesé mis miedos, mis sueños, mis locuras.
Siempre escapando de mis crueles razones
agobié tus espacios con mis formas
y para que no olvides este momento nuestro
dejé como recuerdo
el mal de mi perfume entre tus sábanas.
Te di las maravillas que soñaste
y te exigí lo mismo, equivocada.
Porque así como la luna se acerca
en cada noche
se va al llegar el día...
Así también te fuiste
(sin penas y sin glorias)
y me quedé sin nada.
Abusé de las voces para gritarle al viento
que era tuya la culpa de mi corazón-lágrima...
Y el viento sólo trajo
el eco solitario de mi voz,
la ausencia de respuestas,
el espejismo vago de tus brazos
y la esperanza vana del reencuentro.
Te fuiste, así, como se van los soles al crepúsculo.
No me dejaste encender ninguna lámpara
que sueñe tu regreso.
Y hoy que tus ojos llenos de promesas
se internan buscando algo en mi mirada...
Hoy no me tengo a mí para ofrecerte
el tablero del juego del mañana.
Hoy no tengo preguntas para hacerte
y se secó mi mundo ya de lágrimas.
Hoy convertí tu cuerpo
en una sombra más...
otro habitante
de mi perdida tierra de fantasmas.
ROXANA LAURA RONQUILLO