Quien sabe si ahora sea mejor.
La gente muere
sin penas y sin glorias.
La misma gente.
Sin sabor a victorias, sin abrazos,
sin paz ni bienvenidas.
La misma gente,
entre misterios y guerras mucho más sutiles,
sin arma y sin escudo...
Y las mismas miserias acechando
en un mundo de cruel indiferencia
en el que nadie cultiva rosas blancas.
En un mundo de venganzas calladas
y silencios de muerte.
Miserias vagabundas ocultas en castillos,
luciérnagas dolientes envueltas en pobreza.
Quien sabe...
Tal vez, ahora sea mejor.
Diamante más pulido,
refulgente de nada.
Endurecida roca.
Corazón valiente
que late,
continúa latiendo,
en la oscura tiniebla del hombre.