Los locos y vehementes
que elegimos
mostrarnos como somos,
sin precios y sin límites,
sin caretas sociales,
con nuestra esencia al aire...
terminamos, a veces, fragmentados,
limitados al eco de otras voces,
marginados de grupos con realidades propias y comunes,
rotas nuestras ideas,
y el corazón borrado por las lágrimas.
Tal vez sea más sencillo camuflarse,
perder identidades
y mezclarse entre uniformidades conocidas
antes que quedar solos
flotando en el espacio de unos pocos,
que por ser tan pocos en ese espacio inmenso,
jamás se encuentran
y se mueren viviendo...
buscando...
y ahogándose en ese desencuentro.