La casa de mis abuelos tenía un pasillo interminable. Al menos, eso veía a mis siete años: un largo pasillo de mosaicos opacos. Amarillos unos, color terracota otros; alternados como un gran tablero de ajedrez.
Las paredes que lo flanqueaban eran altísimas y culminaban en la terraza. De un lado, la de mis abuelos; del otro, la del vecino.
Cada domingo, al entrar, distinguía sólo eso: puerta verde, pasillo, paredes y cielo. Detrás, sí, la casa, las plantas de la abuela, la hamaca al fondo, la perra Lilí... Pero el protagonismo absoluto del pasillo lo convirtió en rayuela. Transformó a las paredes en gigantescos muros para escalar. Y fueron cancha de fútbol. Y oyeron los secretos y travesuras de seis primos tan distintos entre sí que se volvían complementarios para armar el equipo perfecto.
Más allá del lugar y los juegos, algo atraía mi atención. Una pavada. Dos manchas perfectamente circulares en uno de los mosaicos. Quién sabe si ya desde la niñez la fantasía ocupó un lugar importante en mi vida. O tal vez fue resultado de la búsqueda de una magia que no me era posible encontrar en un mundo demasiado real...
Eran tan perfectas que no podían ser resultado de una casualidad. Las examiné una y muchas veces más. No eran de pintura, sino más bien dos círculos descoloridos, como si alguien se hubiera tomado el trabajo de frotar reiteradamente sobre el piso hasta desgastar su superficie. Las dos del mismo diámetro, casi pegadas una junto a la otra.
Claro que podía haber preguntado; si no fuera porque cada vez que preguntaba algo, nadie me tomaba en serio y jamás conseguía respuestas satisfactorias. O quizás, porque prefería la aventura de la imaginación, a una explicación racional que terminara con el misterio.
Así, las manchas se convirtieron cada domingo en objeto de estudio y obsesión.
Ahí me esperaban siempre, dos círculos perfectos, desgastados sobre el mosaico oscuro.
Imaginaba figuras sobre ellos. Caras, monedas, globos, ruedas, cada vez más perfectas, más sofisticadas, más exóticas.
Hasta aquel día fatídico. Domingo igual a todos. Subir al auto. Viaje hasta Ciudadela. Bajar del auto. Tres timbrazos para que supieran que "el tío Héctor y los primos llegaron". La puerta verde abriéndose... En lugar del pasillo de mosaicos, un laberinto de escombros, materiales de construcción y objetos varios, nos verían entrar. Una remodelación de la casa puso todo "patas para arriba"...
Busqué mi mosaico de las manchas, pero quién sabe adónde habría ido a parar. No pregunté, tampoco. Porque cada vez que preguntaba algo, nadie me tomaba en serio. Y jamás conseguía respuestas satisfactorias.
Entre los dos paredones gigantescos, el cielo se abría entre mis ojos...
Y aquella nube se parecía a tantas cosas...
Una vez, me contaron que, cuando uno las mira fijamente, las nubes se deshacen... Intenté hacerlo... Por supuesto, no pregunté nada...
ROXANA LAURA RONQUILLO
16 comentarios:
Hermoso relato, como siempre lleno de emociones y sensaciones que sabés transmitir en cada frase.
por otro lado vos tuviste suerte, nadie te contestaba cuando imaginabas... a mí me contestaban enanitos que sólo yo veía.. y todavía me acuerdo de ellos!!! vendrán esta noche a visitarme? jajajajjaja
CLAU:
Gracias!
Creo que la sensaciones y los sentimientos son "mi pincelada", la característica con la que yo escribo, porque así vivo...
Y, entre nosotras, es mejor que te visiten los enanitos... jajaja, al menos podés sentirte Blancanieves... Yo, Soledad Dolores Solari =( ... jajjajajajaja...
Te quiero!!!!
Ro
Muy buen relato.
Y es verdad... las nubes se deshacen con el contacto de una mirada intensa...
saludos!
CARUGO:
¿No es verdad que muchas de las cosas que creemos de chicos, al crecer las dejamos de lado porque no tienen explicación lógica...?
Por eso amo trabajar con chicos: porque mantienen vivo y despierto a tu niño interior.
Besitos.
Ro
Que buena escritora que eres, me gustó mucho, realmente fue un gusto leerte, gracias por enseñarmelo
saludos
andrés
ANDRÉS:
Gracias por el comentario!!!
Ya paso por tu blog...
Besos
Ro
muy lindo relanto. tierno y atrapante, me gustó! es verídico? no sé si el tuyo es un blog de anécdotas o de ficciones...
besos, bienvenida al barrio :)
GALÁN DE BARRIO:
Gracias por tu comentario...
Mi blog es parte ficción y parte verídico, a veces tomo hechos que me pasaron realmente y les agrego más cosas para convertirlos en relatos, o cosas que sentí en algún momento, y las transformo en un poema... es decir, la "base" casi siempre es real, y "el marco" es lo que la convierte en ficción...
Besos y hasta pronto!
Ro
Hola Ro:
Qué decir? Había perdido la buena costumbre de visitarte y casi olvidé la sencillez e imaginación de todo lo que escribes. De verdad que me he visto en casa de tus abuelos buscando las dos manchas!
Te mando un abrazo muy grande.
Siempre es preferible la imaginación antes que la realidad. Es la única forma de hallar nuevas manchas, y nubes con forma.
Un saludo.
SQA:
Gracias por pasar!!!
Me encanta que compartan y se sientan integrados a mis historias..
Besos.
Ro
BIGUD:
La imaginación es lo que mantiene viva a mi niña interior... Creo que es lo mejor que tengo y lo que llena de magia y de milagros a mi mundo cotidiano...
Un beso enoooorrrrme!!!
Holi RO , pasaste por casa y devuelvo visita. Me gusto mucho lo que leì , transmites sensaciones y emociones , nos estamos leyendo
Saludingui
Cris // mujeresdesincuentay
ya estas listas para escribir un libro
un beso grande
AMIGA DE SINCUENTAY:
Gracias!!!
Nos mantenemos en contacto!!!
Un beso...
Ro
DIEGO:
Gracias!!! De verdad?
Tengo una novela y un guión para un unitario de TV en elaboración, pero a veces se me hace tan difícil...
El próximo post va a ser un capítulo de la novela... (me levantaste el ánimo con tu comentario... jajaja)
Un beso enorme
Ro
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