El adiós
Cuando me enteré del poco tiempo de vida que me quedaba, me desesperé... Tantas cosas tenía por hablar, tanto por arreglar, tanto aún por decir... Lo que siempre callamos esperando el momento oportuno... y el momento oportuno no existe. Se disipan las circunstancias y por cobardía, por temores reales o infundados, nos volvemos silencio, nos adentramos en un universo propio sintiendo que todo esfuerzo es inútil para que nos comprendan.
Tal vez no haya que “comprender”, sino “aceptar”, simplemente...
- Te voy a extrañar mucho...
- Yo también...
Es lo último que recuerdo de Fabián... El nudo en la garganta y tantas palabras ahogadas en el pecho... No hace falta, no, no digas nada... hay personas con las que no es necesario hablar. ¡Qué dolorosas son las despedidas...! Un abrazo. Un silencio. Un sentimiento compartido de “nunca más” y “siempre”. Unos ojos húmedos y la tristeza rondándonos el alma...
Qué difícil continuar camino, cuando el camino se bifurca y se pierde, se aleja como se alejan los futuros felices...
Adiós, ya está, no, no lo digas, te comprendo, no lo hagas más difícil todavía... El mismo peso, el mismo vacío, el mismo hueco donde antes existía un corazón que se voló, que se quedó en algún lugar, donde algún día anidó nuestra felicidad...
Una sola despedida. Adiós, Fabián. Después, vendrá la despedida al resto. En mi diario. Mi adiós al mundo. Y aquí, lo que les dejo... Les dejo a la Marga que nunca conocieron, que nunca quisieron conocer, porque les generó miedo, porque rompió barreras, porque el único error que cometió, fue haber amado tanto (a su manera).
Roxana Laura Ronquillo
Cuando me enteré del poco tiempo de vida que me quedaba, me desesperé... Tantas cosas tenía por hablar, tanto por arreglar, tanto aún por decir... Lo que siempre callamos esperando el momento oportuno... y el momento oportuno no existe. Se disipan las circunstancias y por cobardía, por temores reales o infundados, nos volvemos silencio, nos adentramos en un universo propio sintiendo que todo esfuerzo es inútil para que nos comprendan.
Tal vez no haya que “comprender”, sino “aceptar”, simplemente...
- Te voy a extrañar mucho...
- Yo también...
Es lo último que recuerdo de Fabián... El nudo en la garganta y tantas palabras ahogadas en el pecho... No hace falta, no, no digas nada... hay personas con las que no es necesario hablar. ¡Qué dolorosas son las despedidas...! Un abrazo. Un silencio. Un sentimiento compartido de “nunca más” y “siempre”. Unos ojos húmedos y la tristeza rondándonos el alma...
Qué difícil continuar camino, cuando el camino se bifurca y se pierde, se aleja como se alejan los futuros felices...
Adiós, ya está, no, no lo digas, te comprendo, no lo hagas más difícil todavía... El mismo peso, el mismo vacío, el mismo hueco donde antes existía un corazón que se voló, que se quedó en algún lugar, donde algún día anidó nuestra felicidad...
Una sola despedida. Adiós, Fabián. Después, vendrá la despedida al resto. En mi diario. Mi adiós al mundo. Y aquí, lo que les dejo... Les dejo a la Marga que nunca conocieron, que nunca quisieron conocer, porque les generó miedo, porque rompió barreras, porque el único error que cometió, fue haber amado tanto (a su manera).
Roxana Laura Ronquillo
8 comentarios:
primera vez que entro atu blog..y me impactaste con tu primera frase..de tanta verdad..ya que pasó hace poco .."Cuando me enteré del poco tiempo de vida que le quedaba, me desesperé... Tantas cosas tenía por hablar, tanto por arreglar, tanto aún por decir... Lo que siempre callé esperando el momento oportuno... y el momento oportuno no existe."
un abrazo
Gracias... Espero que si algún día logro que alguna editorial publique mi novela, impacte a la gente como te impactó a vos. En realidad trato de escribir con simpleza, pero profundidad lo que todos algún día sentimos... El dolor, la alegría, la esperanza, los sueños... Todo lo que compartimos nos vuelve más fuertes y más sensibles a la vez...
Un beso y hasta pronto. Voy a pasar por tu blog.
ro:tengo unos años más que vos, por mi experiencia se que lo que estas haciendo vale, es cuestion de perseverancia y constancia, gracias por pasar mi blog, un abrazo
Claudia, amiga... los sentimientos no cambian, ni por las distancias, ni a través del tiempo... Te quiero como siempre. Tenés mi mano y mi corazón, cuando lo necesites. En algún momento, hablaremos de alguna cosa que me dolió, pero no fue, ni es, culpa tuya ni de nadie. A veces el destino tiene esos giros, pero sólo en el camino, jamás en nosotros. En mi vida, como siempre, sos bienvenida... Un beso gigante y hasta muy pronto. Te quiero.
Ro
Tomalo como quieras...
Yo soy así de transparente.
No sé que cosas te dolieron de mí.
Y creo que hay cosas que, como te dije antes, si no se conversan personalmente, se convierten en un teléfono descompuesto.
Yo te digo lo que siento. No es discurso, porque no soy buena para los discursos diplomáticos. Es más, me juega en contra que mi corazón y mi boca son más grandes que mi cabeza.
Un beso.
Ro
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