jueves, 3 de febrero de 2011

Perderse...


Esa mañana no se encontró en el espejo.
No se asombró. Ya nada lo asombraba.
Caminó como siempre, hasta la esquina.
Se voló con el viento hacia aquellos lugares en donde no lastiman las voces del recuerdo.
Vagó por esas calles que de tan recorridas son parte de uno mismo y parte de los fantasmas que se fueron marchando mientras pasan los días...
Esa vereda donde se esconde el abrazo de la luna. El puente y el ocaso. Las sombras de la tarde. La sonrisa recién amanecida. Las frágiles cortinas de las gotas de lluvia.
Esa mañana no se encontró ni siquiera en el rumbo que siempre solía devolverlo a sí mismo...
Esa mañana... sólo pudo perderse.

ROXANA LAURA RONQUILLO